Que el ejército peruano haya abatido hace unos días a una decena de senderistas solo nos trae malos recuerdos. Es un retorno al pasado. Volvimos a la década de los 90, cuando el terrorismo asesinaba a militares y las fuerzas del orden tenían que verse en la obligación de defenderse, por supuesto, con caídos en ambos bandos. No olvidemos que el combate al terrorismo nos dejó con 50 mil huérfanos.
No es posible que esto se repita y que nadie, ni en este, ni en los anteriores gobiernos se hayan tomado las medidas para que esto no vuelva a ocurrir. Nuevamente pagaremos los peruanos invisibles la inoperancia de nuestros políticos. Somos nosotros los que realmente sufrimos con el terrorismo, ellos tienen el futuro asegurado, si ya se han robado todo. Los que tendremos que criar a nuestros hijos en medio de fusiles y atentados seremos nosotros.
Ningún peruano quiere volver a vivir esto. No podemos permitirlo. No hay manera de que esto nos ponga contentos, ni que nos enorgullezca. Busquemos a alguien que acabe con la violencia de raíz. Saque a los corruptos y cumpla con acabar con el terrorismo. Perú puede más y depende también de nosotros jubilar a aquellos que dijeron que nos iban a defender y se dedicaron a la corrupción.