Hace días, Fernando Villavicencio denunció los vínculos del mandatario colombiano Gustavo Petro y su hijo, Nicolás, con el narcotráfico y el prófugo criminal Rafael Correa, expresidente de Ecuador. Le costó la vida.
El candidato presidencial de derecha fue asesinado a sangre fría por sicarios colombianos en Quito. Los criminales colombianos que acabaron con la vida de Villavicencio estaban fuertemente armados, ya que la policía les encontró un fusil con dos cargadores, una subametralladora, cuatro pistolas, tres granadas y cuatro cajas de munición.
La banda Los Lobos, que se adjudicó el atentado, es la representación de la típica banda criminal o terrorista, asociada a una ideología política. Asesinaron a un candidato de derecha y amenazaron a otro, también de Derecha (Jan Topic).
¿Por qué no hacen lo mismo con el expresidente Correa y sus candidatos, que representan la ideología comunista y que además está acusado de graves hechos de corrupción dentro del caso Odebrecht? ¿Por qué son colombianos los que cometieron el asesinato? ¿Cuál es su relación con los Petro, exguerrilleros comunistas, a quienes Villavicencio tanto criticó? ¿Qué relación tienen Los Lobos con la narcopolítica colombiana? Todas preguntas que surgen por las mafias narcocomunistas que gobiernan en Latinoamérica.
Villavicencio reveló e investigó los casos de corrupción más polémicos de la época del presidente Rafael Correa. “Pronto se te acabará la fiesta”, le había dicho Correa al ser investigado por sus fraudes.
Es por ello, que en el Perú se le debe declarar la Guerra a la Narcopolítica, pues queda claro que es el comunismo el que se financia de la corrupción para mantener a sus ejércitos de desestabilizadores, agitadores y asesinos. No podemos permitir que el Perú sea un país comunista y no podemos permitir que la droga gobierne en nuestro país. Corruptos ya tenemos de sobra.