Hace 4 años, mientras miles de peruanos desesperados buscaban oxígeno o una cama UCI para sus familiares y amigos enfermos, Martín Vizcarra anunciaba orgulloso la compra de 1,4 millones de pruebas rápidas que resultaron inservibles, pues arrojaban falsos resultados.

De las que realmente funcionaban, las moleculares, sólo se compraron 200 mil, generando miles de muertes por detecciones tardías de la covid-19.

Esta compra fue la oportunidad perfecta para robar, pues tanto Vizcarra como sus exministros Víctor Zamora y María Antonieta Alva causaron pérdidas de 22 millones de soles al Estado por la adquisición irregular de las dichosas pruebas que significaron una pérdida millonaria a nivel económico y de vidas humanas.

Y así cómo este caso, en los últimos 25 años hemos sido testigos de grandes negociados que han terminado por llenarle los bolsillos a una mafia de corruptos, beneficiando a unos pocos y perjudicando a una gran mayoría.

Los más de 33 millones de peruanos somos los que pagamos las consecuencias. Cada muerte de un ser querido ha destruido familias, y eso no se recupera ni con todo el dinero del mundo. 

Pero para los caviares, mientras sea uno de los suyos el implicado, lo mejor es mirar para otro lado. 

Y eso no lo podemos permitir. Exijamos que todo el peso de la ley caiga sobre los involucrados en este gran robo, para que paguen por sus delitos, y así los miles de peruanos perjudicados tengamos un poco de alivio al sentir y ver que la justicia vuelve a ser justa.