Si uno de nosotros falta a una cita fiscal, nos abren proceso por desobediencia. Así funciona para cualquiera, menos para el titiritero de la mafia caviar: Gustavo Gorriti.
La situación es clara: su ONG, el Instituto de Defensa Legal (IDL), denunció a ciudadanos que protestaban frente a su local. Los acusó de acoso y presentó videos como «prueba». Pero el fiscal Roger Yana advirtió que eso no sustenta nada.
Igual citó a Gorriti para que argumente su denuncia, pero por tercera vez su abogado Carlos Rivera no fue. Y no pasa nada.
Esto refleja cómo funciona el sistema. Si eres parte de la mafia caviar, decides cuándo ir y cuándo no.
Mientras tanto, miles de peruanos enfrentan juicios, arrestos y sanciones por cosas menores. También esperan justicia por la pérdida de familiares a manos del crimen organizado.
Tenemos un sistema judicial que no funciona, todo parte de la corrupción enraizada en el Poder Judicial y la Fiscalía. Eso debe cambiar. Urge una reforma total para que la justicia alcance a todos por igual. Es hora del cambio de ciclo.