En un país donde la delincuencia avanza sin control, uno esperaría respaldo total del Estado a nuestras fuerzas del orden que enfrentan al crimen. Pero no, lamentablemente eso no pasa.
La Fiscalía prefiere perseguir a quienes nos defienden. Como el caso de un suboficial que años atrás abatió a un delincuente en Piura, en cumplimiento de su deber. El Poder Judicial lo absolvió, dejando claro que no hubo exceso. Pero ahora la Fiscalía apela. Insiste en culpar a un policía por hacer su trabajo.
¿Por qué no ponen esa misma intensidad cuando se trata de narcos, extorsionadores o corruptos?
Ahí sí no hay apuro, es más, hasta los devuelven a las calles para seguir delinquiendo. Pero si un policía usa su arma reglamentaria para salvar vidas, lo persiguen como si fuera criminal.
No es casualidad. La misma mafia de poder que habla de «derechos humanos» para los delincuentes es la que hoy acorrala a nuestros policías.
Estas acciones solo debilitan a toda la institución. No podemos permitir que el crimen se siga fortaleciendo.
El Perú necesita que se respeten las leyes y se fortalezca a la policía, no solo respetando su labor, también equipándola.
Basta de criminalizar al que defiende. Es hora de una transformación judicial que respalde a las fuerzas del orden.