Miles de peruanos llevan años buscando justicia. Sea por corrupción, crímenes, estafas o asesinatos impunes. Pero esta nunca llega.
Tenemos fiscales que se acusan entre ellos. Voceros con doble sueldo. Audios inventados para desacreditar. Testigos fantasmas. ¿Y la justicia? Bien, gracias. Entre peleas internas y escándalos, nada cambia.
Todo es un espectáculo mientras en nuestras calles impera el crimen. Los peruanos nos sentimos abandonados.
Los funcionarios que juraron luchar contra la corrupción suman 181 investigaciones en contra. Hasta la máxima autoridad del Ministerio Público está envuelta en este juego de acusaciones cruzadas.
La estrategia es clara: Sacan un audio de origen desconocido. Dicen que es un testigo protegido. Lo filtran a la prensa. Arman una novela. Inician acusaciones. Y mientras todos miran el show, logran callar al enemigo político mientras protegen a los amigos de la mafia caviar.
No podemos seguir con una Fiscalía así. Para solucionar el problema de raíz se debe realizar una reforma judicial integral. Con estos actores politizados, el Perú no avanzará.
No más teatro. No más de lo mismo. El país necesita una transformación completa del Ministerio Público y el Poder Judicial.