En el Perú, trabajar se castiga. El que quiere formalizarse es tratado como delincuente. Así están los pequeños mineros, los emprendedores, los que producen sin favores ni apellidos.
Ahora el gobierno ha ampliado el Reinfo hasta diciembre y centralizado todo en el Ministerio de Energía y Minas. Han creado un sistema con GPS y más trámites digitales. ¿Eso es suficiente? No. Porque el problema no es la tecnología, es el exceso de trabas burocráticas. Hoy un minero quiere formalizarse y es castigado. No hay apoyo, solo barreras.
Y mientras tanto, desde algunos medios se criminaliza a todos por igual. Se confunde al informal con el ilegal, al que trabaja con el que destruye.
Se repite un discurso que favorece a los grandes y expulsa a los chicos. Como el de la periodista Sol Carreño en un intento por cuestionar al Estado y las medidas tomadas respecto al Reinfo, terminó asegurando que “la minería informal destruye, contamina, y genera violencia”.
No hay futuro posible si el que produce es tratado como enemigo. El Perú necesita un Estado que sepa distinguir. Porque quien confunde justicia con castigo, termina sembrando violencia.
La periodista Sol Carreño en su programa aseguró que “la minería informal destruye, contamina, y genera violencia”. Qué sabe ella de minería, sólo repite un discurso que favorece a los grandes y expulsa a los chicos.
En el Perú, trabajar se castiga. El que quiere formalizarse es tratado como delincuente. Así están los pequeños mineros, los emprendedores, los que producen sin favores ni apellidos.
Ahora el gobierno ha ampliado el Reinfo hasta diciembre y centralizado todo en el Ministerio de Energía y Minas. Han creado un sistema con GPS y más trámites digitales. ¿Eso es suficiente? No. Porque el problema no es la tecnología, es el exceso de trabas burocráticas. Hoy un minero quiere formalizarse y es castigado. No hay apoyo, solo barreras.
Y mientras tanto, desde algunos medios se criminaliza a todos por igual. Se confunde al informal con el ilegal, al que trabaja con el que destruye.
No hay futuro posible si el que produce es tratado como enemigo. El Perú necesita un Estado que sepa distinguir. Porque quien confunde justicia con castigo, termina sembrando violencia.