Falta menos de un año para volver a votar. Y todo apunta a que varios de los 43 partidos inscritos no llegarán a las elecciones de abril de 2026. Pero lo preocupante no es solo quién se baja, o genera alianzas, sino quién decide bajarlos.
Hoy, el sistema judicial controlado por la Mafia Caviar, dirigida por Gustavo Gorriti, tiene más poder sobre las elecciones que los propios ciudadanos. Como ya ha pasado antes, fiscales y jueces pueden abrir procesos por cualquier motivo, y con eso sacar de carrera a un candidato. Basta un papel, una acusación o la creación de pruebas falsas para hacerlo.
Y por el otro lado, están los que quieren entrar por la puerta falsa: partidos como Perú Primero (de Martín Vizcarra) o Primero la Gente (de Miguel del Castillo y Marisol Pérez Tello) aparecen con miles de firmas falsas. Afiliaciones fantasmas. Inscripciones exprés. Y hasta ahora, ninguna sanción concreta.
Ni justicia usada como garrote, ni partidos construidos con trampa. El Perú ya no está para seguir eligiendo entre corruptos con poder y procesados con padrinos.
Si queremos votar en serio, necesitamos reglas claras, instituciones limpias y partidos que no nazcan para negociar impunidad, prometiendo ofertones de supermercado.
Porque si todo está arreglado desde el comienzo, no importa quién gane: al final, todo seguirá igual de mal.
Por eso la reforma del Sistema Judicial es el primer paso para el gran cambio del Perú.