Otra vez el Congreso llama al Ministro de Energía y Minas para que explique por qué siguen cambiando las reglas del juego del REINFO, y el fracasado proceso de formalización de los mineros artesanales.
Así, miles de mineros siguen esperando que alguien haga su trabajo, mientras el Estado discute en comisiones, se pasan oficios y generan citas. Dilatando, cambiando normas, contradiciéndose.
Y mientras tanto, la mafia caviar aprovecha el desorden para seguir apuntándolos con el dedo: «¡Son ilegales!, ¡Son delincuentes!»
Claro, es más fácil criminalizar que ayudar, cuando el objetivo es dejar los recursos mineros para sólo unos pocos.
El problema no es el minero. El problema es la mafia caviar que controla a los gobiernos para que no cumplan, para que no acompañen, para seguir manteniéndolos fuera del sistema.
Y mientras se juega a la política en Lima, hay más de 400 mil trabajadores y familias esperando respuestas. Esperando crédito. Esperando justicia.
Ya basta de tanto escritorio y tanto desprecio.
Si el país quiere avanzar, tiene que empezar por incluir a los que ya trabajan, y no seguir tratándolos como delincuentes. Porque mientras el Estado no formalice, la mafia caviar va a seguir ganando la pelea con discursos bonitos y manos limpias de barro.
Es hora de hacer las cosas bien. Es hora de un cambio de ciclo.