Los mineros informales han desbloqueado las vías tras días de paralización. El motivo: la instalación de una mesa de diálogo entre el Ejecutivo, los gobiernos regionales y los representantes del sector minero artesanal. Según el alcalde de la provincia, la tregua es un gesto de buena voluntad y confianza en que el Estado, por fin, escuche.
Pero la gran pregunta sigue siendo la misma de siempre: ¿Esta mesa resolverá el problema o será solo otro espacio para patear la pelota?
Durante años, las mesas de diálogo han sido convocadas como solución temporal, mientras el verdadero problema —la falta de una Reforma Minera integral— sigue sin resolverse.
Los mineros informales no solo exigen ser escuchados, exigen que se les deje de criminalizar y que se les permita formalizarse para trabajar sin miedo y con reglas claras.
Porque mientras tanto, grandes concesionarios siguen acumulando hectáreas sin explotarlas y los pequeños mineros siguen siendo perseguidos como si fueran delincuentes.
En La Libertad, esta tregua es solo un respiro. Pero si la mesa no trae soluciones reales y concretas, el conflicto seguramente no tardará en reactivarse.
La Reforma Minera no puede seguir siendo una promesa postergada. Tiene que ser un nuevo inicio para quienes sostienen con su trabajo a miles de familias peruanas.