El Lagarto mayor, Martín Vizcarra, vuelve a moverse con astucia en el pantano político. Responsable del récord mundial de muertes durante la pandemia y aliado de la mafia caviar, ha perfeccionado el arte de camuflarse. Desde licitaciones amañadas hasta alianzas oscuras, creó a los “lagarticaviares”, una especie que se protege entre sí y se atrinchera en el sistema judicial para seguir operando.
Esta raza híbrida se protege y negocia desde las sombras. Usan el sistema judicial como guarida, dominando la vida y la muerte de los peruanos, mientras siembran el miedo y se benefician de la cobardía de nuestra clase política.
Y cuando la justicia los alcanza, siempre hay un salvavidas. ¿Por qué a los fujimoristas les dictaron 12 o 18 meses de prisión preventiva y a Vizcarra apenas 5?
La medida fue dictada en el marco de la investigación por presuntos sobornos recibidos en las obras del Hospital de Moquegua y el proyecto Lomas de Ilo. La Fiscalía sostiene que Vizcarra habría favorecido a constructoras como ICCGSA y Obrainsa a cambio de pagos ilícitos mientras era gobernador regional.
Cinco meses que huelen más a cálculo político que a justicia real. El tiempo justo para que este lagarto, atrincherado en el pantano judicial, salga a la superficie y se meta de lleno en la campaña electoral, listo para volver a engañar a un país vulnerable. Si el Perú quiere librarse de estos depredadores, debe aprender a cazarlos. Y eso empieza con un cambio de ciclo que cierre para siempre las madrigueras donde se esconden los lagarticaviares.