La Junta Nacional de Justicia (JNJ) tiene en la mira a Delia Espinoza, la fiscal de la Nación que decidió no acatar la reposición de Patricia Benavides como fiscal suprema. Esa desobediencia hoy le pasa factura y la pone frente a un proceso que podría terminar en su suspensión o incluso en su salida definitiva del cargo.

La investigación preliminar contra Espinoza ya está en la recta final. La resolución se conocería en dos semanas, lo que marcaría un punto decisivo en esta larga batalla por el control del Ministerio Público.

Más allá de los nombres, lo que queda al descubierto es la crisis de fondo. Un sistema judicial secuestrado por intereses políticos donde la ley se aplica a conveniencia de la mafia caviar. La impunidad ha sido la regla durante 25 años y la Fiscalía, lejos de ser un espacio de justicia, se ha convertido en terreno de corrupción y favores.

La pregunta es si esta vez la historia será distinta. Si la JNJ realmente sancionará a quien se negó a cumplir la ley, o si todo quedará en una nueva maniobra para ganar tiempo y mantener el poder en manos de los mismos de siempre. El Perú no puede seguir siendo un país donde los que lideran nunca pagan sus culpas, mientras la ciudadanía espera justicia que nunca llega.