El canciller Javier Schialer ha dicho lo que millones de peruanos piensan. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ya no responde a la realidad del país. Y es cierto, porque estos organismos se han convertido en vitrinas ideológicas que defienden intereses de mafias comunistas y de ONGs que jamás representaron al pueblo, pero que viven cómodamente gracias a esa bandera.
El sistema interamericano se ha transformado en un refugio político donde se protege a terroristas, delincuentes y a todo aquel que sirva para alimentar un discurso ideológico de izquierda. Mientras tanto, las verdaderas víctimas, los ciudadanos que sufren la inseguridad, la corrupción y la falta de justicia, son ignorados. El Perú necesita instituciones que trabajen por la gente, no organizaciones internacionales que se prestan al juego de quienes nunca dieron la cara por nuestra patria.
Y así como el Gobierno empieza a abrir la puerta para dejar atrás estas instancias ideologizadas, también debemos mirar hacia adentro. En nuestro país siguen operando ONGs como el IDL de Gustavo Gorriti y otras similares, que en nombre de los derechos humanos han protegido delincuentes y han manipulado procesos judiciales. Esas estructuras son la correa de transmisión de la misma ideología que nos tiene sumidos en el atraso.
El Perú no puede seguir atrapado en redes que sirven de plataforma a una élite caviar y comunista. Es hora de recuperar la soberanía y de decidir nosotros mismos, sin tutelas extranjeras ni agendas impuestas. El cambio de ciclo significa liberarnos de quienes usan la justicia y los derechos humanos como excusa para defender a mafias y perpetuar el desorden.