En medio de una campaña electoral donde casi todos los candidatos jalan recursos del Estado como si fueran propios, el partido Sí Creo, liderado por el outsider Carlos Espá, hizo algo que ningún otro se atrevió a hacer. Renunció a la plata pública destinada a la franja electoral de las Elecciones 2026.
Mientras 38 partidos hicieron su cola para asegurarse minutos en radio, televisión y redes, la ONPE confirmó en un artículo publicado en el diario El Comercio, que Sí Creo no tocó ni un sol del dinero asignado. Un gesto raro en la política peruana, y por lo mismo, poderoso.
En lugar de gastarse los fondos fiscales en propaganda, Espá hizo algo distinto. Salió a recorrer el país completo, región por región, cerro por cerro, mercado por mercado con su plata, y no con la de todos los peruanos, para escuchar de primera mano lo que la gente vive, sufre y necesita.
Y mientras los demás candidatos, los mismos corruptos de siempre, usan la franja para repetir promesas recicladas, Espá demuestra que se puede hacer política sin sacarle ni un centavo a los peruanos.
La ONPE ha destinado más de S/ 19 millones para la franja electoral. Y casi todos los partidos, especialmente los tradicionales, se abalanzaron sobre esos fondos sin dudar. Lo de siempre, partidos envejecidos que viven de la plata pública, con líderes con prontuarios, y candidatos que prometen cualquier cosa. En ese mar de hipocresía, la decisión de Espá cae como una gaseosa en el desierto.
Sí Creo demuestra que se puede participar sin usar el bolsillo de los peruanos. El Perú necesita más gestos así y menos discursos vacíos. Porque el cambio en la política no empieza con publicidad, sino con acciones concretas, como no robar, no gastar lo que no es tuyo, no usar al Estado para financiar tu campaña, y mirarle la cara a la gente para escucharla de verdad.
Espá entendió algo que los políticos tradicionales jamás entenderán. No basta con decir que amas al Perú, hay que demostrarlo, y renunciar a la plata del Estado para hacer campaña, es exactamente eso.
