¿Qué puede salir mal? Es una pregunta importante, considerando que tiene una respuesta fácil: Todo.
En el Perú llevamos décadas de Presidentes procesados, ladrones, presos, corruptos, no se salva nadie. Ni Fujimori, ni García, ni los caviares, ni Castillo. Y ¿el Poder Judicial? Un poder también caviar, politizado y corrupto. ¿Cómo podrían enjuiciar a sus amigos? Pues claro, no pueden.
Verdaderas persecuciones políticas es lo que hacen los jueces con tal de salvar a sus amigos, dejando de lado a los verdaderos invisibles: La gente de a pie, los que no tienen contactos, los que no son parte de un partido, los que no cenan caviar. La gente como nosotros.
Cómo podemos hablar de injusticias y de corruptos, si quienes debiesen defendernos de ellas están igual que aquellos a los que deben perseguir.
Hoy los tres poderes del Estado en Perú dan pena. El Legislativo, el Congreso, no merece ni mayores comentarios, son el mal más conocido por todos y por lo mismo se tienen que ir. El Ejecutivo, el Presidente, lleva años sin ser alguien estable, que no sea ni corrupto, ni ladrón, ni golpista. Y, por último, el poder Judicial, plagado de amigos de estos últimos, corrompidos también por el dinero y el poder. La verdad, es que en Perú no se salva nadie y tenemos que apuntar AHORA al cambio de ciclo.
El cambio de ciclo depende de nosotros, depende de que influyamos en el que tenemos al lado para elegir algo nuevo, de sacar a todos los que se tienen que ir, que hoy son muchos y apuntar a gobiernos que se preocupen por las necesidades reales del Perú, que son muchas. Un Presidente que se preocupe de los delincuentes, no de delinquir. Uno que se preocupe por los corruptos, no que sea uno de ellos.
El Perú necesita un cambio total y parte por acabar con los amigotes que se enjuician entre ellos y a espaldas de la gente.