El regreso a clases debería ser un motivo de alegría para los niños, pero esa emoción se la han robado a decenas de escolares y padres de familia.
Este año escolar 2025 ha tenido un inicio distinto en Los Olivos y Ayacucho, donde decenas de niños terminaron intoxicados con los alimentos entregados por Wasi Mikuna.
Además, en Cajamarca, un grupo de padres de familias denunciaron el hallazgo de vellos en conservas del programa del Estado, que anteriormente se lamó Qali Warma, pero la práctica sigue siendo lo mismo.
Estas situaciones, realmente preocupantes, son consecuencia de la deficiente labor estatal para el control, un problema que arrastramos desde hace 25 años.
Los casos mencionados son también una muestra más del aprovechamiento de los emprendedores que hacen lo que quieran gracias a la corrupción.
Recordemos que no es la primera vez que este programa de alimentación escolar enfrenta cuestionamientos.
Su antecesor, Qali Warma, fue blanco de denuncias por pagos a funcionarios para ocultar insalubridad de sus productos, además de irregularidades en la calidad de los productos que han intoxicado a cientos de niños en todo el Perú, y las deficientes gestiones de los más de 12 directores que ha tenido el programa desde su creación en el 2012.
Tras las controversias, en lugar de mejorar el programa, solo optaron por cambiarle de nombre, reemplazando moco por baba, porque siguen envenenando a nuestros niños y las promesas son un saludo a la bandera.
Es indispensable que las autoridades garanticen que los productos alimenticios que reciben nuestros niños sean seguros y saludables, para que no sigan poniendo en peligro la salud de millones de escolares en el Perú.