Dos policías cumplen con su deber, intentan realizar un operativo de tránsito, y terminan siendo agredidas en plena vía pública. Hasta ahí, todo mal.

Pero lo que viene después es peor: la pareja que las golpeó fue liberada por decisión de los fiscales.  El mensaje es claro y peligroso: si agredes a un policía no pasa nada.

Porque en el Perú, mientras los delincuentes tienen derechos, los policías tienen que aguantar que la justicia les dé la espalda.

La propia Policía Nacional dijo que se sienten abandonados por el Ministerio Público.

¿Y cómo no? Si los fiscales sueltan a los agresores en menos de 24 horas.
¿Qué autoridad puede tener un policía en la calle si sabe que nadie lo respalda?
¿Qué respeto puede generar si el sistema lo deja solo?

Así se va rompiendo el orden. Así se debilita el Estado desde adentro. Y mientras eso pasa, los delincuentes se fortalecen.

Porque cuando se ataca a la Policía y no hay consecuencias, el crimen celebra.
Y cuando los fiscales prefieren quedar bien con los “derechos humanos” de los criminales, el país pierde el control.

Esto no es un caso aislado. Es el reflejo de un sistema que está al revés, donde los que nos cuidan son tratados como si fueran los malos.

Por eso necesitamos un cambio profundo. Porque si la justicia no respalda al orden, lo que viene después es el caos.

Haz clic en el siguiente video para ver el registro: