Ya no sabemos si la justicia peruana defiende la ley o solo sus propios intereses. Entre fiscales militantes y jueces ideologizados, el sistema judicial ha dejado de ser neutral. Hoy, parece solo otro brazo de la mafia caviar política que se niega a soltar el poder.
¿Quiénes están detrás? Siempre los mismos. ONG’s de Gustavo Gorriti, que desde hace 25 años coloca fichas en el sistema judicial para moldear sentencias, blindar aliados y perseguir rivales.
Hoy se habla de una nueva organización, la Asociación de Jueces para la Justicia y la Democracia (Jusdem), con el mismo objetivo de colonizar el Poder Judicial con una narrativa “progresista” que justifique impunidad para algunos y castigo para otros.
Y los resultados siguen siendo los mismos. Procesos que avanzan a velocidad récord si el acusado es anti caviar, carpetas archivadas si el caso molesta a la mafia caviar, y jueces que opinan en medios como si fueran políticos.
El pueblo no es tonto. Por eso más del 80% de los peruanos no confía en el sistema judicial.
Esto no tiene que ver con izquierda o derecha. Tiene que ver con recuperar la justicia para la gente. Con que un fiscal o un juez no respondan a una ONG, a un periodista o a un político disfrazado de experto.
La justicia no puede seguir en manos de operadores con causas ideológicas. Necesitamos un sistema que castigue el delito, no las ideas. Porque si seguimos con este modelo manipulado desde oficinas que nadie eligió, el sistema judicial estará al servicio de la dictadura de la corrupción.
Llegó la hora de una reforma judicial real, donde la justicia sea igual para todos y no sólo para el mundo caviar.