En Ayacucho, la salud de la gente sigue siendo tratada como un negocio. La Fiscalía acaba de intervenir el Hospital “Carlos Tupia García Godos” de EsSalud por las presuntas irregularidades en la compra de balones de oxígeno, un insumo vital que puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.
Mientras las familias ayacuchanas luchan día a día para acceder a servicios médicos dignos, el sistema se pudre desde adentro con autoridades y funcionarios dispuestos a enriquecerse hasta con el aire que respiramos. En el hospital, que debería ser un espacio de alivio y confianza, se analizaron contratos, facturas, órdenes de compra y comprobantes de pago para identificar posibles responsabilidades legales y reforzar futuras acciones judiciales.
Este caso desnuda la podredumbre de un modelo político que ve en cada compra pública una oportunidad de enriquecimiento, sin importar las consecuencias. La corrupción en salud no solo roba dinero, roba vidas. Cada sol desviado en un contrato irregular es un paciente sin oxígeno, un tratamiento que se posterga, o una familia que queda a la deriva.
En Ayacucho urge limpiar de raíz este sistema contaminado de intereses políticos y mafias enquistadas, porque mientras sigamos permitiendo que los mismos políticos corruptos de siempre administren la vida de los ciudadanos, nuestro futuro estará a la deriva.