Las encuestas siempre nos hablan del Gobierno y del Congreso. De que están mal evaluados, de que no hacen su trabajo, que simplemente no los queremos o son corruptos. Sin embargo, estamos obviando un tema muy importante.

Y es que esto también aparece en todos los estudios realizados, pero que nadie le ha dado aún la importancia que merece. A todos nos tiene preocupados el funcionamiento del Poder Judicial en nuestro país, pues está igual o peor que el Gobierno o el Congreso.

Así es como tenemos jueces corruptos o fiscales vendidos al mejor postor, ambos haciendo política. La pregunta que debiésemos hacernos es obvia. ¿Si el Poder Judicial está haciendo política, quién está haciendo justicia?

Por supuesto, que el único que sufre siempre es el peruano de a pie, el que realmente es afectado por los delincuentes libres. El mismo que sufre por la corrupción y la guerra por el poder. El peruano de las necesidades reales.

Si hoy no existe la decisión política de combatir y vencer a la delincuencia, que debería ser un primer paso, tampoco hay equipos especiales de policías, fiscales y jueces dedicados de manera exclusiva a erradicar el crimen, pues lo mínimo que podemos exigir, es que los jueces comunes impongan justicia y acaben al menos, con la puerta giratoria.

Al final, cuando la corrupción afecta a los órganos judiciales, es aún más grave que en otras instituciones, porque se pone en riesgo la efectividad de la misma lucha contra la corrupción y la credibilidad en las instituciones del estado de derecho. Los abandonados somos los mismos de siempre, los invisibles a la autoridad, los que sufrimos con que el Poder Judicial no haga su trabajo.